Los drenajes pueden presentar varios problemas que afectan su funcionamiento eficiente. Uno de los problemas más comunes es la obstrucción, que puede ser causada por acumulación de cabello, restos de alimentos u otros residuos. Para desatascar un drenaje, comienza utilizando un desatascador manual; aplica presión y movimientos firmes para eliminar el bloqueo. Si esto no funciona, prueba con un producto desatascador especializado que pueda disolver el material obstructor. Los malos olores en los drenajes pueden ser causados por la acumulación de residuos en los sifones o tuberías. Para combatir los olores, realiza una limpieza regular utilizando una mezcla de agua caliente y vinagre o bicarbonato de sodio. Asegúrate de revisar y limpiar los sifones periódicamente para mantener un funcionamiento adecuado. En casos persistentes o graves, puede ser necesario utilizar herramientas más avanzadas como una serpiente de plomería o consultar a un profesional para una inspección más detallada. Mantener los drenajes limpios y libre de obstrucciones previene problemas mayores y asegura un sistema de plomería eficiente.